Editorial

Una verdad incomoda… “La Araucanía”

La situación de La Araucanía, es conocida por casi todo nosotros por los medios de comunicación (no siempre es verdad) y muchos pueden observar una realidad incomoda, en relación al quehacer de nuestra región.
La Araucanía, una tierra de grandes relatos de hombres y mujeres valientes , que pudieron luchar por su dignidad y ofrendando hasta sus vidas.
Hoy como Iglesia Evangélica, contamos con un 27% de Evangélicos en nuestra región y si esto lo dividimos, podemos decir que el 34% pertenece al sector rural y el 27% al urbano, de una población de 957.224, INE 2017. La llegada de la Iglesia Evangélica a La Araucanía, generó progreso en distintos ámbitos de la sociedad, salud, educación, transformación de conflictos y por sobre todo, la evangelización. La Iglesia Evangélica en La Araucanía, cumplió y sigue cumpliendo un rol social y en muchas oportunidades antes que el mismo Estado, involucrándose de manera integral en los campos y ciudad. Hoy nos enfrentamos a hechos lamentables, como son las quemas de nuestros Templos Evangélicos y capillas católicas, en el sector rural. Es bueno señalar, que no son los Mapuches que queman nuestros Templos, sino un grupo que se amparan en actos delictivos. También es necesario clarificar que este no es el conflicto Mapuche, si no es una problemática que vive La Araucanía, en donde tenemos más de un actor involucrado en esta situación. Para nosotros los de la IPA Araucanía y de otras denominaciones, aquellos que convivimos de forma cotidiana con este tema y otros asuntos regionales, debemos ser parte de la solución de esta problemática regional, nacional e internacional. Dios a través de su palabra nos invita a ser embajadores y llamados al ministerio de la reconciliación “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio nuestro; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”. 2 Corintios 5:20 RVR 1960.
Las políticas públicas pueden mejorar la condición material y emocional del hombre “de forma momentánea”, pero solo Dios puede cambiar el corazón del hombre y si Dios interviene en el hombre, tiene un desarrollo integral y está en paz con su Creador y en comunidad con los hombres. Como Iglesia Pentecostal Apostólica, podemos ser parte de la solución; orando, participando de forma interdenominacional, participando de las mesas trabajos que efectúa el gobierno o instituciones privadas y por sobre todo evangelizando.

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