Esta es la promesa de restauración de Dios para Su pueblo.
“Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa. Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro. Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.” Isaías 35:3-4
Muchas veces nos toca enfrentar situaciones que traen desánimo y desazón. Es en esos momentos que debemos creer qué hay un futuro glorioso para nuestras vidas.
La invitación es a que nuestras manos no se cansen de bendecir al Señor y dar gracias por cada una de sus misericordias y que nuestra vida de oración sea fortalecida.
Dios sabe todas las cosas y en todo momento nos invita a creer que Él está en control de toda situación.
Tenemos la seguridad que veremos la gloria del Señor. Ese desierto se convertirá en un huerto florido.