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Conferencia Misionera, Apertura y plenaria

Con una hermosa palabra inspirada en Isaías 6:8, enfocada en el llamado del profeta Isaías, nuestro Pastor Juan Carlos Ortíz fue el encargado de ministrar la palabra, todo esto dentro del marco de una bienvenida, saludos y confraternidad entre los anfitriones e invitados, para dar inicio a una nueva Conferencia Misionera.

La IPA Monte de Sión, ministrada por nuestro Presbítero Jacob González, ha sido la encargada de organizar y desarrollar junto a los expositores los temas que se han preparado para estas Conferencias.

Nuestro Obispo estuvo a cargo de presentar la primera plenaria en un Temuco helado y escarchado, pero con un mensaje lleno del poder de Dios motivando a los participantes a concientizar que el verdadero llamado lo establece Dios y no el hombre. Citando al profeta Isaías 6:1-8 y dejando en claro que no será fácil sino circunstancial, siempre contaremos con la protección de Dios.

Sólo irán quienes acepten el trato de Dios, sólo quienes hayan experimentado la gloria y el poder de Dios.

Se observa en Isaías la misma actitud de grandes siervos de Dios, al reconocer su incapacidad. Teniendo eso como base, Dios nos deja al descubierto; por lo tanto no debemos esperar que quienes van al campo misionero son personas perfectas, sino en vías de ser personas claves en el propósito perfecto de Dios.

Durante el desarrollo de la plenaria tuvimos el hermoso testimonio de vida y desafío de nuestra Pastora Irene de Anabalón, frente al llamado y la gran pregunta ¿Quién irá?, llamado que recibe desde tierras extranjeras; manifestando que la disposición es uno de los elementos más importantes y que a pesar de esto, se debe siempre escuchar claramente el llamado de Dios.

Nuestro Obispo fortaleció el llamado del profeta Isaías, manifestando que él: Vio la gloria de Dios, se dio cuenta de su incapacidad, dejó que tratara con su pecado y finalmente escuchó el llamado de Dios a su vida.

En la oración final invitó a la Iglesia a reconocer los errores y faltas frente a Dios, demostrando nuestra disposición y disponibilidad ante a la gran respuesta: Heme aquí, envíame a mí.

 

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